En los domicilios de los solicitantes se vienen produciendo con mucha frecuencia problemas con los equipos por la antigüedad de los mismos, adquiridos en el año 2008. están muy deteriorados, no duran las baterías, se producen perdidas de la conexión durante las entrevistas de valoración y habitualmente se solicita apoyo técnico por su mal funcionamiento y por las repetidas averías que se están originando por su uso continuado. Los teléfonos móviles corporativos también están muy deteriorados.
Estos son los dos primeros párrafos de la carta que José Luis Prieto Rivera, subdirector general de Gestión y Tramitación del Procedimiento de Dependencia, envió el pasado 18 de febrero a sus superiores y al Área de Gestión y Aplicaciones Informáticas de la Comunidad de Madrid. La situación es insostenible, explican los valoradores, que aseguran que incluso tienen que sustituir las teclas de sus ordenadores por mal estado.
Por todo lo expuesto, resulta imprescindible la pronta renovación de todos los equipos de los valoradores de dependencia adscritos a la Subdirección General de Gestión y Tramitación del Procedimiento de Dependencia de la Dirección General de Atención a la Dependencia y al Mayor: 70 ordenadores portátiles y 70 teléfonos móviles que deberían incluir necesariamente GPS. Le ruego me indique el calendario previsto para la renovación de los equipos propuestos, concluye su misiva Prieto Rivera.
Actualmente la Comunidad de Madrid que preside Cristina Cifuentes tiene una plantilla de 60 valoradores. En la comunidad de Madrid hay 130.000 beneficiarios dentro de sistema de dependencia.
¡Cabe en tu regazo, en tu pupitre, en tu mesa de trabajo! A finales de los cincuenta, que unas piernas soportaran un portátil era toda una revolución. Por eso, el anuncio de lanzamiento del Donner 3500 mostraba las de un ejecutivo con aquella máquina sobre ellas y acompañaba la instantánea con entusiastas mensajes. Este es el único ordenador que puedes llevar contigo, aseguraba rotundamente el reclamo publicitario.
Donner 3500 no era el primer ordenador concebido para ser transportado de un lugar a otro. Desde principios de los cincuenta, el Ejército estadounidense se propuso que las máquinas pudieran desplazarse al campo de batalla. La compañía Sylvania cumplió aquel sueño en 1954, si bien ningún humano podría haber cargado con aquel aparato. MOBIDIC ocupaba un remolque de nueve metros de largo y pesaba casi 5.500 kilos.
Cuatro años más tarde nacía RECOMP, un ordenador científico digital que, según la publicidad de la época, podía viajar a cualquier parte. Teniendo en cuenta que pesaba 90 kilos, en la práctica parecía imposible que aquel aparato que utilizaba transistores fuera un aventurero: se necesitaban dos personas para transportarlo.
Cuando la compañía Donner Scientific publicó aquel anuncio en 1959, no le faltaban motivos para presumir de que su computadora portátil sólo pesara 10 kilos. Eso sí, había truco. El dispositivo no utilizaba unos y ceros para realizar sus operaciones lógicas. El ordenador analógico más pequeño que jamás se había hecho formaba parte de la lista de máquinas que, por culpa de los chips, acabaron quedando en el olvido.
En 1953, nacía en Berkeley (California) la compañía Donner Scientific, especializada en la fabricación de ordenadores analógicos. El ingeniero jefe era Jerry Collings, un texano que fue capaz de reducir considerablemente aquel portátil analógico.
Mejorar el diseño y los métodos de empaque hizo que el 3500 fuera una última generación atractiva... Componentes pasivos de precisión, amplificadores operacionales, multiplicadores y generadores de funciones fueron el secreto de su precisión y su rendimiento. Así explicaba Collings la receta con la que logró mejorar aquella máquina que funcionaba gracias a válvulas de vacío, según recoge el periodista Evan Koblentz en su revelador libro Del ábaco al 'smartphone': la evolución de los ordenadores móviles y portátiles.
El aparato servía para realizar ciertos cálculos: era capaz de resolver ecuaciones diferenciales de quinto grado. Su manual de instrucciones advertía que debía calentarse durante al menos diez minutos antes de comenzar a utilizarse. También aconsejaba una revisión diaria, o semanal, de las tensiones de salida de la fuente de alimentación.
Tampoco era precisamente fácil de usar. Si alguien quería resolver una ecuación, tenía que programar el ordenador mediante cables de conexión. Una laboriosa tarea que debería hacernos apreciar más nuestro moderno 'touchpad'.Hasta ahora, el ingeniero, el profesor, o el científico que necesitaba un ordenador analógico en su trabajo se enfrentaba a una situación difícil, rezaba el panfleto publicitario. Donner 3500 pretendía que esos profesionales tuvieran un portátil en su lugar de trabajo por un precio que oscilaba entre los 1.200 dólares de la época (unos 8.600 euros actuales) y los 1.800 dólares (13.000 euros).
Jerry Collings nunca previó que los ordenadores digitales llegarían a ser pequeños y populares. Uno de los padres de las computadoras digitales tampoco parecía creer en aquel momento que los portátiles no fueran a ser analógicos.
John Mauchly, un físico apasionado de la meteorología, se dio cuenta en los años treinta de que necesitaba una máquina para realizar cálculos en poco tiempo. En 1946, veía la luz ENIAC (Computador e Integrador Numérico Electrónico), el primer ordenador digital electrónico de propósito general que Mauchly diseñó junto al ingeniero eléctrico J. Presper Eckert.
Aquella máquina utilizada por el Laboratorio de Investigación Balística del Ejército de Estados Unidos, precursora de nuestros actuales ordenadores, no era precisamente pequeña. Sus 18.000 válvulas de vacío ocupaban 167 metros cuadrados en la Universidad de Pensilvania.
Mauchly también desarrollaría UNIVAC I, la primera computadora comercial especializada en los negocios. La máquina también ocupaba una habitación, aunque era tan avispada que supo predecir incluso que Eisenhower ganaría las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 1952.
Pero Mauchly dio un giro a su carrera poco antes de que comenzara la era de IBM y los siete enanitos, la expresión con la que se aludía en los sesenta al gigante de la informática y a las otras empresas de menor tamaño que se repartían el resto del mercado (entre ellas Remington Rand, fabricante de UNIVAC).
UNIVAC I fue capaz de predecir que Eisenhower ganaría las elecciones presidenciales de 1952
Fundó una empresa de consultoría tecnológica, Mauchly Associates, el mismo año en el que se publicó aquel anuncio del Donner 3500. Comenzó a planear entonces la creación de su propio portátil analógico, que cualquier hombre sentado en su despacho pudiera utilizar para calcular automáticamente la planificación de un proyecto. Lo llamó SkeduFlo.
En 1962, ya se había creado un primer prototipo del modelo MCX-30 que iba a salir al mercado por la friolera de unos 10.000 dólares (casi 70.000 euros al cambio actual). Le seguiría un nuevo modelo de dimensiones más reducidas, que cabría en un maletín lo suficientemente pequeño para llevarlo como equipaje en un avión.
Mauchly debió generar unas expectativas todavía mayores cuando anunció el SkeduFlo en 1962. Popular Mechanics afirmó que los hombres de negocios podrían pronto llevar ordenadores en sus bolsillos, según las predicciones de este pionero.
Mientras, Time señalaba que Mauchly imaginaba un ordenador en miniatura para uso doméstico que hará no sólo que las listas de la compra queden obsoletas sino que marcará la extinción del vendedor o el dependiente de la caja registradora. Según la prestigiosa revista, las mujeres llevarían su ordenador en el monedero. Evidentemente, era imposible desarrollar un 'smartphone' de esas características en la época. Pero los SkeduFlo, que no iban a ser precisamente de bolsillo, no llegaron a venderse. No superaron la fase de pruebas debido a su mediocre rendimiento.
Ni el Donner 3500 ni el fallido SkeduFlo llegaron a triunfar. El primer portátil de éxito comercial de la historia aparecería dos décadas más tarde. El Osborne 1, un ordenador digital con una memoria de 60 kilobytes, que comenzó a venderse en 1981.
Aunque pesaba casi lo mismo que el portátil analógico más pequeño de la historia, aquel maletín era más asequible (1.800 dólares, unos 4.100 euros actuales) y albergaba un ordenador con pantalla en el que ejecutivos o periodistas ya podían escribir con relativa comodidad. Así que casi nadie volvió a acordarse de aquel aparato de Donner Scientific que se podía tener en el regazo mientras resolvía ecuaciones. Un pionero que desapareció de la memoria colectiva.
Librem es lo más cercano al sueño de un hacker: un ordenador portátil creado desde cero, chip a chip, para garantizar la seguridad y libertad de quienes lo usan. Amigos de Edward Snowden y activistas del software libre han ayudado a crearlo y ahora una respetada hacker polaca se une al equipo, aportando el sistema operativo perfecto para esta máquina.
anna Rutkowska se dio a conocer mundialmente en 2006, cuando demostró que era posible atacar el sistema operativo Windows con una inteligente técnica que bautizó como Pastilla azul. La hacker polaca no fue flor de un día y siguió con sus valientes investigaciones, que le han reportado el respeto de la comunidad hacker mundial. Rutkowska es hoy una de las pocas mujeres que cuentan en este selecto grupo.
En 2007 fundó su propia empresa, Invisible Things Lab. Y en 2010, junto con un amigo, empezó a trabajar en un nuevo sistema operativo al que llamaron Qubes OS, de código libre y basado en la distribución de Linux, Fedora. Como no podía ser de otra forma, su intención era crear un sistema lo más seguro posible, basado en la premisa de que el ordenador está continuamente bajo ataque.