Si hay un producto de referencia en ese segmento, ese es el Surface 3 de Microsoft (a partir de 599 euros en Amazon) , un tablet convertible que permite acoplar una de sus famosas Type Cover para convertirlo en un equipo preparado para prácticamente cualquier eventualidad. Aquí el punto diferencial es la presencia del puntero (lápiz o stylus) que forma parte integral de la experiencia de uso. La presencia de aplicaciones muy orientadas a esa toma de apuntes y notas (con OneNote a la cabeza) hacen que esa capacidad destaque con luz propia.
La configuración hardware es decente, pero es una pena que tanto el teclado como el lápiz tengan que adquirirse por separado. También podemos ser más ambiciosos y optar por los ya veteranos Surface Pro 3 (desde 873 euros en Amazon) de los que esperamos pronto sustitutos, pero precisamente por ello estos equipos tienen ahora precios mucho más atractivos que cuando aparecieron. Al modelo de Microsoft le ha salido un competidor con el Dell Venue 11 Pro Serie 7000 (desde 749 euros en Dell), desde luego, así que si os convence el formato comparad ambos modelos.
En cuanto a la pantalla, podríamos decir que Lenovo ofrece en ella lo mejor que se puede ofrecer sin caer en excentricidades como la resolución 4K. Equipa una resolución QHD de 2560x1440 píxeles para que disfrutemos al máximo del contenido multimedia, y lo acompaña de una pantalla táctil con la que operar cuando doblemos el teclado para utilizar el modo tableta.A día de hoy los 8 GB de memoria RAM se han convertido en un estándar en la gama alta al que ningún equipo que pretenda hacer ruido en ella puede fallar. Le acompaña una gráfica integrada que no es demasiado ambiciosa, pero que nos permitirá poder trabajar sin problemas y utilizar programas básicos de edición.
En cuanto al resto de extras, el Yoga 900S incluye Wi-Fi 802.11a/b/g/n, Bluetooth 4.0, y dos ranuras USB, una 3.0 y otra 2.0 que hace las veces de ranura de carga. También implementa una conexión microUSB de tipo C para nuestros dispositivos móviles y un jack de audio de 3,5 milímetros. Echamos de menos algunas cosas, pero de eso ya hablaremos después.
Partiendo de la idea de que hoy en día la potencia a veces ya no es suficiente para destacar entre la apretada competencia, Lenovo ha decidido apostar por un dispositivo con un diseño que entre por los ojos. Pero esto tiene sus peligros, porque lo que a algunos les puede parecer atractivo es posible que a otros les repela.
Es por ejemplo lo que a mi me ha pasado con el modelo dorado que hemos probado del Yoga 900S. Personalmente no me gustan los dispositivos dorados, y aunque en la tapa trasera lo puedo soportar, me sobrecarga bastante verlo también en la bisagra y las teclas. Pero estos son gustos personales. Seguro que a más de uno la combinación le gustará, de lo contrario no existirían estos modelos, y si no siempre queda la opción de elegir el modelo plateado.En cuanto as los materiales, tanto la tapa como la placa inferior están acabadas en un plástico que imita el acabado del aluminio anodizado. Su tacto es agradable, y es un material en el que no se quedan marcados los dedos con facilidad. La apuesta además les permite ayudar a reducir unos cuantos gramos a su peso de prácticamente un kilogramo.
Uniendo las dos piezas nos encontramos con una de las joyas de la corona, una atractiva bisagra con forma de correa de reloj de muñeca. La bisagra hace bastante fácil abrir 360 grados la tapa y utilizar el ultrabook en forma de tableta, aunque por ponerle una pega, la base del portátil es tan ligera que hay que sujetarla para poder abrir la tapa.En cuanto al chásis, la pieza sobre la que se colocan las teclas es de plástico, y el resto es de otro tipo de plástico gomoso que emula a la piel, y que me recuerda al que vimos hace años en móviles como el Samsung Galaxy Note 4. Esta apuesta ayuda una vez más a que no se manche en cuanto empezamos a utilizarlo, aunque para ser un dispositivo de 1.300 euros nos acaba sabiendo a poco.
Los dorsales también son de plástico. En el derecho nos encontramos con el botón de encendido, el jack de audio de 3,5 milímetros y uno de los conectores USB. En cuanto al lateral izquierdo, en él está el botón de reset, el USB de tipo C y el conector, que es un curioso dos en uno que vale para conectar el cargador y utilizarlo como USB convencional.En este punto, hubiera estado bien poder incluir alguna que otra conexión más en los laterales. Echamos especialmente de menos algún HDMI aunque no fuera completo para poder conectarlo a otras pantallas, y sobre todo alguna ranura SD o microSD para poder ampliar su capacidad de memoria.
Soy de los que opina que los ultrabooks de 13,3 pulgadas son los más cómodos al ser fáciles de transportar como los de 11 y mantener una buena superficie sobre la que trabajar. Sin embargo Lenovo ha querido salirse de lo convencional, y ha arriesgado apostando un poco más a la transportabilidad reduciendo el tamaño de pantalla hasta las 12,5 pulgadasHe de admitir que a la hora de trabajar esta diferencia de tamaño se nota un poco, sobre todo en el tamaño por defecto de las letras y en que todo se ve un poco más pequeño que cuando utilizas uno de 13,3 pulgadas. En cualquier caso, no es nada que no se pueda solucionar aumentando a mano el tamaño de la fuente en el navegador.
La pantalla en sí tiene un acabado brillante, y tiene muy buenos ángulos de visión que ayudan a que se vea el contenido con claridad casi desde cualquier lado. Ofrece unos colores vivos que se ven con claridad, aunque quizá peca de que se notan demasiado los reflejos.
Sus marcos me han parecido un poco anchos, sobre todo en la parte superior e inferior, aunque es un detalle que han conseguido disimular con bastante acierto al haber decidido que el cristal de la pantalla ocupe toda la parte frontal.Así como en los acabados paren haber economizado con el Yoga 900S, no podemos decir lo mismo de la pantalla, la cual viene equipada con todo lo que se le puede pedir a un portátil de alta gama. Por una parte la definición va más allá del clásico FullHD, y opta por un QHD de 2560x1440 píxeles. Además, la pantalla es táctil, perfecto para poder utilizar el equipo en modo tableta.
Y precisamente por ser una pantalla táctil enseguida nos damos cuenta de su talón de aquiles, lo rápido que se mancha. Si tocamos la pantalla con cuidado podemos conseguir que no se le queden demasiado marcados los dedos, pero en cuanto activamos el piloto automático y la tocamos con menos cuidado enseguida empezará a quedar marcada.
Como cabía esperar, Lenovo ha equipado a su Yoga 900S con el último sistema operativo de Microsoft. Un Windows 10 que además de recuperar el menú de inicio perdido en la versión anterior, cuenta con el asistente virtual Cortana, diferentes escritorios para diversificar el trabajo, aplicaciones universales para varios tipos de dispositivos y el nuevo navegador Microsoft Edge.
Como hacen casi todos los fabricantes, Lenovo ha querido darle un poco de personalidad propia a su ultrabook presintalando algunas aplicaciones. Aunque para mi sorpresa no han sido tantas como me he encontrado en otros equipos, y básicamente parecen haberse limitado a poner aplicaciones propias con las que complementar la experiencia de los usuarios.Nos encontramos por ejemplo con Lenovo Solution Center, una nueva aplicación en la que nos permite identificar rápidamente el estado del sistema recibiendo alertas si algo fallase, o acceder a información de interés como los foros de la empresa y la garantía. También tiene un explorador de hardware con el que realizar pruebas de diagnóstico rápidas en el equipo.Por otra parte nos encontramos con una OneKey Recovery para poder realizar copias de seguridad o recuperar el sistema a un estado anterior, o una REACHit con la que conectar nuestros dispositivos Android e iOS y varias de nuestras cuentas en la nube. También hay otras menos útiles como Lenovo Settings, que se limita a ofrecer accesos directos a diferentes opciones de Windows.