- Por último, existe una modalidad reciente, los All in One, que se encuentra a caballo entre los portátiles y los sobremesa. Es fácil de transportar, no requiere de espacio para la caja de la CPU ni de cablear la mesa. También han heredado algunos vicios de los portátiles, como los problemas de sobrecalentamiento, o la dificultad de reparación.
Frente a las licencias y la opacidad de los programas fabricados por las grandes compañías, hace ya tiempo que comenzó a tomar forma un movimiento en favor del software libre, usuarios que prefieren utilizar sistemas abiertos, donde el código está disponible para todo aquel que quiera consultarlo, mejorarlo o modificarlo. De esta forma, cualquiera puede innovar en favor de la comunidad.
Muchos son los que aprovechan las fiestas navideñas para actualizar su ordenador. Como herramienta básica de trabajo, es necesario mirar bien qué compramos, ya que vamos a usuarlo diariamente y de su rendimiento dependerá en buena medida el nuestro. Esta guía se centra exclusivamente en los modelos portátiles, dado que han alcanzado una relación precio-potencia que les permite competir con los ordenadores de sobremesa, sobre todo cuando la movilidad y el espacio son importantes en el juicio del consumidor.
Las claves: microprocesador y memoria RAM
Procesador, procesador, procesador. Por mucho que se quiera enmarañar con artificio comercial las capacidades de un dispositivo -de cualquier dispositivo- su potencial está determinado por la capacidad de cálculo del procesador. Es como el motor de un automóvil: poco importa que el sistema de tracción o el equipamiento sean excelentes si, al final, el motor no da el rendimiento esperado.
Entre los modelos más comercializados podemos distinguir, a grandes rasgos, tres modelos de procesador: el i3, el i5 y el i7, todos ellos de Intel. Existen otros tipos, como los Atom o los Pentium B, también de Intel, o los chips fabricados por AMD, que se sitúan un escalón por debajo de los modelos citados y se montan principalmente en ultrabooks y equipos de gama baja.
Es importante identificar y clasificar correctamente el procesador del equipo que vamos a comprar, porque el desconocimiento es grande y las grandes superficies comerciales suelen aprovecharlo para dar gato por liebre al usuario
La serie i3 es la que menor rendimiento ofrece, aunque también es la más eficiente en términos energéticos y la menos gravosa al bolsillo. Es válido para el uso con suites ofimáticas, navegar por internet y poco más. Después encontraríamos la serie i5, una suerte de equilibrio entre la economía, el consumo eléctrico y el rendimiento. Permite el uso de videojuegos sin mucha ambición, así como de la edición de vídeo o trabajar en multitarea con ciertas garantías. Por último, los i7 son procesadores dedicados a aquellos que priman la potencia por encima de las características. Acostumbran a verse en equipos que ocupan el lugar de los sobremesas, los conocidos popularmente como portables, en relación a lo difícil que resulta transportarlos.
¿Cómo diferenciar uno de otro?
Hay que prestar atención a un par de detalles más en los procesadores. En estos momentos hay cuatro generaciones Intel Core, que corresponden a los -dale (1ª), los Sandy Bridge (2ª), los Ivy Bridge (3ª) y los Haswell (4ª). Naturalmente, son mejor opción los que pertenecen a una generación más moderna, pues surten de una mayor capacidad de cálculo con una eficiencia energética mejor, especialmente en el caso de los Ivy Bridge y los Haswell.
Podemos obtener bastante información de un procesador por su número de modelo. Veamos un ejemplo, el de este HP Pavillion. Monta un i7 4500U, donde el "4" nos indica que pertenece a la cuarta generación de los Intel Core, esto es, a los Haswell. Si fuera un "3XXX" sería de tercera generación, un "2XXX" de segunda, y un valor por debajo de los 1000 indicaría que estamos ante la primera familia de procesadores. Después, "4500U" mostraría que es mejor que la línea 4400, si existiese, que no es el caso, y peor que las gamas 4700 y superiores. Además, al cotejarlo con la tabla de Intel, descubrimos que es el más modesto de su gama. Por último, la letra "U" le imprime una característica diferencial: aquí, "U" significa "consumo ultra eficaz". Se puede conocer más sobre cómo desentrañar la información de un modelo en esta página del fabricante.
Es importante identificar y clasificar correctamente el procesador del equipo que vamos a comprar, porque cunde el desconocimiento general y las grandes superficies comerciales suelen aprovecharlo para dar gato por liebre al usuario, algo que explicaremos con más detalle en el capítulo de advertencias.
Memoria RAM: a mi me gustan grandes
La memoria RAM (Random Access Memory) almacena la información que necesita ser consultada de forma inmediata. Intercambia constantemente datos con el procesador, de ahí que nos interese sobremanera que ésta sea rápida y generosa. El mecanismo funciona más o menos así: el chip recurre, en primera instancia, a la memoría caché -que se encuentra en su mismo módulo- cuando necesita acceder a información. Cuando se llena, deriva la petición a la RAM para que le solucione la papeleta.
En condiciones ideales todos los programas deben lanzarse jugando con estas dos memorias pero, si la RAM no puede hacerse cargo, se recurre en último término al disco duro. Pero sucede que el disco duro es infinitamente más lento que sus colegas, y cuando entra en acción es siempre para desesperar al usuario con tiempos de carga elevados.
De modo que la memoria RAM es crucial, más cuando hablamos de un portátil, cuya ampliación es más costosa que en un sobremesa. En los catálogos comerciales encontramos configuraciones de 4, 8 y hasta 16 gigabytes. Por normal general recomiendo apostar por los 8 gigabytes como mínimo.
¿Por qué? Porque la experiencia de uso con Windows 7 y 8 cambia notablemente, sin mencionar el arranque y manejo de programas como Photoshop o Chrome, que es un devorador de memoria nato cuando se abren múltiples pestañas. El salto de precio no excede los 100 euros, una cantidad que se amortiza sobradamente en un equipo que tiene una vida útil media de entre 4 y 8 años.
Cuidado con las grandes ofertas táctiles de Windows 8
1. ¿Necesitas que la pantalla sea táctil?
Desde hace un par de años, parece que cualquier dispositivo tiene que montar una pantalla táctil o que, al menos, si lo hace es siempre una buena noticia. Esto es comprensible en tabletas y smartphones, pero no tanto en un portátil.¿Para qué necesito un táctil si dispongo de dos interfaces de entrada que controlo perfectamente como el touchpad y el teclado? Normalmente, para encarecer el producto y llenarlo todo de dedazos.
No obstante, como Windows 8 dispone de controles táctiles y Microsoft tiene un enorme predicamento entre los fabricantes, son legión los que la montan en sus equipos sin que exista una demanda real del consumidor.
2. Portátiles baratos, experiencias pobres
Si revisas alguno de los catálogos que te han enviado a casa por Navidad, repararás en equipos que tienen muy buena pinta a un precio realmente asequible. Desconfía, porque están llenos de trampas. Una de las clásicas, como hemos mencionado antes, consiste en jugar con las generaciones y los modelos del procesador.
Estos vendedores dicen, por ejemplo, que te venden un i7 por 500 euros, cuando solo el micro más barato cuesta 303 dólares. ¿Cómo es posible? Porque ese i7 es de la anterior generación, cuando no de hace dos. Y lo que es peor: comercializan equipos que tienen serios problemas para desenvolverse con las versiones más recientes de Windows sin ningún tipo de aviso.
Veamos el ejemplo superior, una de las ofertas más destacadas de un popular minorista con presencia de diversos países de Europa: un portátil de 17 pulgadas por 449 euros. Suena a ganga, si bien es un horrendo negocio. El chip, un AMD serie A4, es un corazón de gama medio-baja que, junto a los 4 GB de RAM, tiene todas las papeletas para tragar agua con Windows 8 desde el primer minuto.
Además, la batería promete una autonomía de solo 4,5 horas, lo que bien podría traducirse en dos reales. Porque ésa es otra: ningún fabricante dice la verdad en cuanto a la duración de sus baterías, así que si dice que son pocas, es que son realmente pocas. En resumidas cuentas, 500 euros por un ordenador lento, con poca memoria y resolución gráfica, que apenas cumple con su función portátil. Que no nos traten de "tontos".
3. Windows no es obligatorio
El hecho de que casi todos los comercios vendan sus equipos con Windows no significa que sea obligatorio comprarlo. Y sí, por supuesto la presencia de Windows preinstalado encarece unos 120 euros el precio final. Si no lo vas a utilizar o dispones de otras licencias libres del sistema operativo, debes saber que hay decenas de tiendas, así como de fabricantes, que distribuyen sus ordenadores con Linux o sin sistema operativo.
El tamaño de las pantallas no solo delimita su facilidad de transporte, también sus características. En líneas generales, los portátiles de 14 pulgadas y menores son campeones en autonomía, en gran medida porque montan procesadores austeros, normalmente de i3 para abajo. Se conciben como estaciones de trabajo. Las 15 pulgadas son el estándar, el ordenador más versátil, donde reina del i5, aunque también se deja ver las versiones más sofisticadas del i3 y los más flojas del i7.
En las pantallas mayores, se sobreentiende que el usuario busca emular los resultados de un sobremesa, primando la potencia sobre todo lo demás, de modo que es habitual encontrar los mejores procesadores. Siguiendo esta línea de razonamiento, encontrar un i3 para un equipo de 17 pulgadas o un i7 para uno de 11 va contra natura y debe hacer desconfiar al usuario.