Por una cuestión de capacidad, la nueva generación de gadgets solares no puede competir en el mismo nivel, pero cada vez abarcan más aplicaciones. En algunos prototipos, más ambiciosos, queda un largo camino para ver la tecnología en las tiendas, pero ya existe una gran variedad de productos solventes, además cada vez más eficientes, uno de los principales retos de la ciencia en cuanto a energías limpias.
Desde electrodomésticos a ordenadores
No son los electrodomésticos de nuestros hogares, donde resultaría imposible cargarlos directamente, pero empiezan a surgir las primeras versiones solares portátiles de aparatos complejos. Uno de los electrodomésticos más interesantes del año pasado fue GoSun, una cocina solar para llevar a cuestas que puede preparar la comida en veinte minutos, a una temperatura máxima de 371°C.
Perfecta para las escapadas, como las gorras-linterna de Light Cap. Los anteriores necesitan el sol, pero en el mercado podemos encontrar algunos aparatos de uso cotidiano que funcionan también con luz artificial, desde básculas de cocina y maquinillas de afeitar hasta teclados de ordenador como el Solar K750 de Logitech.
Las primeras marcas han comenzado a interesarse por los dispositivos solares. LG ha presentado el primer aire acondicionado preparado para funcionar con energía solar, e incluso Volvo cuenta con un interesante proyecto, The Pure Tension Pavilion (en el vídeo) para dotar a los conductores de un kit solar para no quedarse nunca tirado.
i va emplearlo para trabajar, y su desempeño no exige alardes computacionales, escoja una gama media portátil. Liberará espacio en el escritorio y ganará la posibilidad de llevar la oficina a cualquier lugar.
- La ampliación de ordenadores está en desuso. Hoy apenas se mejora la memoria RAM y/o la tarjeta gráfica en casos muy concretos, de modo que no lo tome como un factor determinante.
- Más importante es la posibilidad de arreglarlo. Un componente estropeado en un sobremesa se adquiere por intenet y se instala en el ordenador sin apenas conocimientos, y en un portátil podemos encontrarnos con más de una sorpresa. No compre ningún recambio para su portátil si no está seguro de que es compatible.
Los 'extras' marcan la diferencia
1. ¿Portátil o fijo más 'ultrabook'? A veces damos por hecho que necesitamos un portátil sin reparar en que no lo vamos a sacar de casa más que una o dos veces al mes. Al respecto conviene no engañarse: aunque ambos modelos se están equiparando, todavía existe una diferencia de precio notable. Los ordenadores de sobremesa son más baratos y ofrecen unas prestaciones mayores, amén de que su mantenimiento y actualización sale mucho más barato.
Pongámonos en esta disyuntiva: por 1.200 euros se puede adquirir un portátil resultón o un fijo equivalente (700 euros) más un ultrabook (500) que nos haga el apaño extra muros. Hay términos medios como las tabletas con teclado o las soluciones intermedias tipo Transformer, de la taiwanesa Asus. El abanico de posibilidades a explorar es enorme.
2. Para jugar, no olvides la GPU. Si tu interés pasa por jugar con los videojuegos de última generación, no te bastará con la potencial computacional que hemos descrito anteriormente. Necesitarás, además, una tarjeta gráfica (GPU) con memoria dedicada. Las familia GeForce, de nVidia, y Radeon, de ATI, son las más extendidas entre unos jugones que, por otra parte, reniegan de las tarjetas gráficas integradas en la placa. No obstante, hay una diferencia tan abismal de rendimiento entre los distintos modelos que seguramente necesitaríamos otro artículo para abordar el tema.
3. La SSD es una enorme ventaja. Las memorias SSD, o unidades de estado sólido, son una alternativa reciente a los clásicos discos duros magnéticos (HDD). Se basan en la tecnología de las memorias flash o de las memorias RAM, según su confección, y son definitivamente más rápidas y seguras que sus antecesoras. El problema es que también son mucho más caras y pequeñas en comparación.Visto que aún no ha llegado el momento en que la SSD ocupará el lugar del HDD, algunos fabricantes están implementando una solución de compromiso: incluir ambas. La SSD, de hasta 500 GB, se emplea para cargar el sistema operativo y algún que otro programa de uso habitual, mientras que es el disco duro convencional el que se encarga de almacenar el resto de la información. Si el bolsillo lo permite, se trata de una posibilidad sumamente atractiva en términos de rendimiento.
4. En buenas manos. Un ordenador portátil es, básicamente, una caja pequeña en la que han de meterse tantos componentes como en el ordenador de sobremesa, si no más. Por tanto, las decisiones que al respecto toma el fabricante influyen en diversos aspectos del producto: cómo disipa el calor, qué tal resiste a los golpes, cuánto ruido genera... y también cuánto tiempo demoran en arreglar el equipo en caso de avería.
De modo que es importante ponerse en manos de un fabricante con trayectoria y prestigio. Personalmente, y es solo un juicio basado en la experiencia propia, me fio de Asus y Dell en todas sus gamas; de Sony y HP solo en las más altas, y de Alienware y Mountain para configuraciones extreme.
5. Apple es otro mundo. Si tuviera que elegir un fabricante independientemente de sus precios, ése sería Apple. Sus portátiles tienen el mejor diseño, un acabado impoluto, son increíblemente ligeros y cuentan con la pantalla Retina, quizá la mejor del mercado. Por contra, no son buenos gestionando el calor (se sobrecalientan ante una exigencia grande de computación) y, por la tiranía del diseño, presentan pequeños problemas de usabilidad. ¿Cómo es que solo tienen dos puertos USB, cuando uno normalmente está ocupado en el ratón?
Lo que es innegable es que, pese a que siguen mostrando un sobreprecio en comparación a configuraciones análogas de PC, la diferencia se ha estrechado tanto en los últimos años que cada día los MacBook suponen una alternativa más factible.
6. Compra lo que necesites. Volviendo a lo expuesto al principio, el ordenador es la más primaria herramienta de trabajo y comunicación para una gran parte de la sociedad. Es básico evaluar las necesidades y gastar acorde, sin escatimar. Es mejor esperar a ahorrar dinero que tirarse a por una de esas ofertas que terminará por darnos problemas. Muchos consumidores, amparados en el "si para lo que yo lo necesito..." se lanzan a por productos de ínfima calidad sin reparar en que unas buenas prestaciones son sinónimo de una vida útil más prolongada.
Y es que un portátil que vaya apurado con los programas actuales, mal afrontará las nuevas versiones de Windows u Office, por señalar los más recurrentes, cuando vean la luz en dos o tres años. Al respecto, cuando me plantean la pregunta del gasto que precisan, suelo responder con otra: "¿Qué prefieres, gastarte ahora 1.000 ó 1.200 euros y garantizarte una buena experiencia a cinco años, o invertir 650 cada tres mientras esperas a que se carguen los programas?"
Nunca olvidará ese día. Cassidy volvió a su apartamento al terminar la jornada como hacía habitualmente. Sin embargo, encender el ordenador fue el preámbulo de una de las experiencias más traumáticas de su vida: el programa de correo iba descargando mails de forma secuencial y ahí estaba. Uno de los correos llevaba un par de adjuntos y aquello no parecía spam. Al abrirlos descubrió algo que tardó unos segundos en asumir: eran fotos de ella misma, en el mismo apartamento que ahora ocupaba, pero totalmente desnuda.
El correo no dejaba lugar a dudas: el remitente era anónimo pero esas fotos eran sólo una muestra de lo que parecía un arsenal de fotografías y vídeos grabados sin su conocimiento durante semanas. De repente lo vio claro: el MacBook que tenía sobre la mesa estaba prácticamente siempre abierto y sin saberlo, alguien había estado activando la webcam de forma remota y grabándole sin su conocimiento.
El MacBook que tenía sobre la mesa estaba prácticamente siempre abierto y sin saberlo, alguien había estado activando la 'webcam' de forma remota y grabándole sin su conocimientoUn escalofrío le devolvió de nuevo a esa demoledora realidad. La pesadilla no había hecho sino empezar. La misiva no se contentaba con regodearse con el contenido, sino que quería más. “O haces lo que te digo o estas fotos acaban en internet y la mando a todos tus amigos”. No había escapatoria. Así pasaron varios angustiosos días en los que abrir el portátil, ese mismo que ahora miraba con pánico, era un auténtico trago. Los correos de este ciberacosador anónimo se sucedieron: más fotos y vídeo y de nuevo la coacción.
El hacker deseaba que la joven de 19 años posara desnuda ante la webcam o bien grabara para él vídeos de contenido erótico bajo la amenaza de saber que sus desnudos robados estarían en cuestión de minutos accesibles para los ordenadores de medio mundo. La joven decidió hacer lo más sensato en estos casos y denunció el incidente a la policía que pronto derivó el asunto al FBI.